con
deseo mas tierno que las otras noches
tento las piernas de la mujer nueva
que afortunadamente no eran de carrara
poso toda su palma sobre la hierbabuena
y sintió que su mano agradecía
viajó moroso y sabio por el vientre
se conmovio con valles y colinas
se demororó en el flanco y su hondanada
que siempre era su premio bienvenido
anduvo por los pechos eligiendo al azar
y alli se quedó un rato decifrando
con el pulgar y el índice reconoció los labios
que afortunadamente no eran de coral
y deslizo una mano por debajo del cuello
que afortunadamente no eran de alabastro
Mario Benedetti
tento las piernas de la mujer nueva
que afortunadamente no eran de carrara
poso toda su palma sobre la hierbabuena
y sintió que su mano agradecía
viajó moroso y sabio por el vientre
se conmovio con valles y colinas
se demororó en el flanco y su hondanada
que siempre era su premio bienvenido
anduvo por los pechos eligiendo al azar
y alli se quedó un rato decifrando
con el pulgar y el índice reconoció los labios
que afortunadamente no eran de coral
y deslizo una mano por debajo del cuello
que afortunadamente no eran de alabastro
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